miércoles, 16 de enero de 2008

¿Por qué Filosofía?

Una muy buena pregunta. ¿Qué importancia puede tener Filosofía para alguien que no se dedica profesionalmente a ella? En particular a mí. ¿Qué le puede importar la filosofía a un casi-médico? En una época en la que los practicantes de mi querida profesión están tironeados casi hasta el desgarro por las presiones asistenciales, las amenazas judiciales y la exigencia de estar actualizados en conocimientos en perpetuo cambio, ¿tiene algún sentido filosofar?

La respuesta es un categórico SÍ.

Una primera causa es la ética médica, en última instancia rama de la Filosofía moral. Pero de eso ya se han escrito bibliotecas completas. No me voy a referir a eso. Porque, sin menospreciar la Ética, lo que me urge en este momento es otra cosa: la Epistemología y la Filosofía de la Ciencia.

En última instancia, siempre la práctica médica siempre ha descansado sobre una visión del conocimiento determinada, una epistemología generalmente tácita. Pero en nuestra época de muchas discusiones y puntos de vista diferentes, un análisis explícito de esas premisas epistemológicas importa cada vez más.

Importa porque hay organizaciones difundiendo a los cuatro vientos la supuesta "inexistencia" del VIH, que incitan a sus víctimas a abandonar la terapia antirretroviral, una de las medidas más efectivas de la medicina actual.

Importa porque en la práctica, hay enfermos que abandonan su seguimiento oncológico por acudir a charlatanes con supuestos "poderes", que aseguran haberlos sanado, aún cuando sus marcadores tumorales estén por las nubes (y los íntomas, empeorando catastróficamente).

Importa porque hay pensadores que justifican a estos grupos basándose en la supuesta inconmensurabilidad de los paradigmas de la versión radical de las ideas de Kuhn, o derechamente en el anarquismo epistémico de Feyerabend.

Importa porque la imprescindible inclusión explícita de las variables supra-biológicas suele realizarse mezclándo ese imperativo con dogmas irracionalistas y anti-intelectualistas, que parecen sacados de las peores exageraciones del Programa Fuerte de la Sociología de la Ciencia.

Importa porque muchas veces se asume que considerar los elementos psíquicos y sociales inherentes al ser humano es algo incompatible con la rigurosidad científica, a la que se acusa de ser parte del vilipendiado "modelo biomédico".

Importa porque muchas veces los defensores de la "Medicina Basada en la Evidencia" ("Práctica médica sustentada por las pruebas" sería tal vez un nombre menos malo) adoptan una posición cajanegrista (fenomenista) de la Clínica, pretendiendo absurdamente ignorar el conocimiento biológico que puede dar cuenta de los mecanismos que generan los resultados de los Ensayos Clínicos (Y de paso, impiden cualquier aplicación práctica de la mayoría de los estudios, ya que casi ningún resultado es automáticamente extrapolable al paciente individual).

Importa porque los enemigos de la Medicina Basada en Evidencia suelen tratar de "matizarla", asociándola a "otras formas de conocimiento" de corte constructivista-relativista... ahora una drivación evidente del Programa Fuerte de la Sociología de la Ciencia.

Importa porque las publicaciones biomédicas están empezando a publicar estudios basados en la versión radical del Feminismo Académico, que exige que todos los cursos universitarios tengan objetivos de aprendizaje diferenciados por sexo (¿Por qué los hombres tendrían que aprender una microbiología diferente a la de las mujeres?, me pregunto yo) .

Importa, en resumen, porque las modas intelectuales irracionalistas pueden significar una amenaza nada despreciable a la salud de nuestra gente. Y cuidar eso es la razón de nuestra acción.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Homenaje a los clásicos



Ya que pretendo hablar de temas que tienen relación directa o indirecta con Filosofía, comenzaré recordando a los Maestros:

Platón, uno de los padres del pensamiento occidental

Y su discípulo:

Aristóteles, a mi juicio, el más grande filósofo de todos los tiempos

(Un fragmento de La Escuela de Atenas, de Raffaello Sanzio. )
Fuente: Wikipedia

miércoles, 28 de noviembre de 2007

A modo de Introducción

Corren "malos tiempos" para la razón.

Hace un par de siglos tuvo su época de esplendor. El espíritu de la Ilustración llegó incluso a adorarla como diosa.

Algo después, con otros términos pero ideas semejantes, los positivistas clásicos confiaron ilimitadamente en una de sus formas más desarrolladas, la razón científica.

Hoy.....

Bueno, hoy está de moda ser no-racional. Muchas filosofías del siglo XX, la influencia New Age y algo de desencanto por las promesas incumplidas de los adoradores de la Razón han contribuido bastante al resurgir del irracionalismo e incluso del antirracionalismo.
Incluso, es políticamente correcto.

Pero... todavía quedamos algunos ilusos que confiamos en el poder de la Razón.
Personalmente, no la considero una diosa, sólo un instrumento. Pero no cualquiera: el instrumento por excelencia, la más poderosa arma de la Humanidad. El instrumento para entender al mundo.

Por eso titulé este espacio con una de las máximas más importantes del enfrentamiento racional del mundo: el Principio de Parsimonia, expresado en una de sus formas más clásicas:La Navaja de Occam.

"No se deben multiplicar innecesariamente los entes".